El milagro de la salvación. Vengo de una familia cristiana pero a los 17 años tuve un encuentro con Dios muy fuerte, en un congreso de adoración. Pensaba que estaba bien, y en realidad estaba viviendo una vida religiosa: en la casa era una cosa y en el colegio, otra.
En medio de la adoración sentí un peso de la gloria de Dios, convicción de pecados, y ese fue el milagro que me marcó: que Dios me tomara en cuenta, no porque soy hijo de un pastor sino porque soy hijo de Él. Creo que Dios no tiene nietos, tiene hijos, y cada uno debe tener un encuentro con Él.
A partir de ese momento comencé a capacitarme en la música y la teología. Fue ahí cuando comenzó mi historia con Argentina: a los 18 años me mudé a ese país para estudiar. Aprendí español, comencé a desarrollar el llamado, y Dios me estableció en ese lugar.
Allí conocí a mi esposa. Ella también tiene un testimonio muy fuerte. A los tres años de edad, una bacteria le entró en un pulmón y los doctores dijeron que lo iba a perder. Es más, le quitaron el pulmón podrido y Dios la sanó milagrosamente: le creó uno nuevo. Ahora tiene dos pulmones nuevitos, a pesar de que le sacaron uno cuando era pequeña. Creo en un Dios de milagros creativos. Lo que no existe, lo crea.
Fuente: Tienda Cristiana
labarcainformativa.org
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