A los tres años, en la cara, cuando quedó bajo el caño de escape de un auto al ir a buscar una pelota escurridiza con la que jugaba con su hermano.
La segunda ocurrió 30 años después, cuando un hombre al que apenas vio alguna vez le arrojó, sin que se sepan sus motivos, un litro de ácido sulfúrico que le quemó toda la cara, los brazos, una pierna y medio abdomen.
Un salvaje ataque
Cuando era una niña de tres años pasó cinco meses encerrada, curándose.
"Quedó perfecta", recuerda su madre, Julia Gutiérrez de Piñeres, quien la acompañó durante todo ese proceso y el siguiente.
A los 33, Natalia pasó semanas internada en el hospital, tuvo que someterse a decenas de cirugías y todavía necesita muchas más.
Fue víctima de uno de los más salvajes ataques con ácido que se hayan visto en Colombia, uno de los países con más casos en el mundo.
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